Los microplásticos son una preocupación creciente para los gobiernos y las organizaciones, debido a la contaminación de los cuerpos de agua que generan, ya que estas pequeñas partículas, tienen un impacto negativo y significativo en la salud de nuestros ríos, lagos y océanos, y por tanto, también pueden llegar a afectar la salud de los seres humanos y otras formas de vida.
¿Qué son los microplásticos?
Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico de menos de 5 milímetros de diámetro. Son tan diminutas que pueden pasar desapercibidas a simple vista, pero su presencia es cada vez más preocupante en nuestro medio ambiente, debido a la contaminación por basura de los cuerpos de agua y otras consecuencias que producen.
Los microplásticos pueden tener dos orígenes: están los primarios, que son fabricados directamente con ese tamaño y se utilizan en productos como cosméticos, detergentes y algunos materiales industriales; y los secundarios, que se forman por la degradación de plásticos más grandes, como bolsas, botellas o fragmentos de neumáticos, debido a la exposición al sol, el viento y las olas.
Aunque asociados comúnmente con los océanos, los microplásticos también son un problema significativo de contaminación de los cuerpos de agua dulce como ríos, lagos y embalses. Estos ecosistemas no solo actúan como rutas hacia los océanos, sino que también proporcionan agua potable a millones de personas y son esenciales para la biodiversidad local.
Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la cantidad de residuos plásticos producidos a nivel mundial está en camino de casi triplicarse para el año 2060, con alrededor de la mitad terminando en vertederos y menos de un quinto reciclados, dejando efectos importantes, como:
Contaminación y acumulación en ecosistemas de agua dulce. Los ríos, lagos y embalses se han convertido en puntos críticos para la acumulación de microplásticos debido a su proximidad a las zonas urbanas y actividades humanas. Los microplásticos, que como vimos pueden ser productos cosméticos, fibras sintéticas y descomposición de objetos plásticos más grandes, pueden provenir de diversas fuentes, como aguas residuales domésticas, plásticos industriales, desechos agrícolas y aguas pluviales, los cuales se acumulan en las orillas, sedimentos y cuerpos de agua, afectando tanto la calidad del agua como la salud de los ecosistemas, faunas y hábitats locales.
Afectación de especies migratorias. Los ríos son esenciales para muchas especies migratorias, como los peces. La acumulación de microplásticos en sus trayectorias migratorias puede interrumpir el ciclo de vida de estas especies.
Ingestión por vida marina. Desde pequeños organismos como zooplancton hasta peces y mamíferos marinos, ingieren microplásticos directamente: al no ser biodegradables, estos materiales pueden causar obstrucciones internas o liberar toxinas, lo que lleva a problemas de salud crónicos o mortalidad en la fauna acuática.
Transporte de contaminantes. Los microplásticos pueden actuar como vectores para contaminantes y patógenos. Como se trata de materiales altamente adherentes, los microplásticos atraen y llevan consigo pesticidas, metales pesados y otros contaminantes químicos, que luego son introducidos en nuevos entornos cuando son ingeridos por la fauna o se desplazan con las corrientes.
Alteración de la cadena alimenticia. La presencia de microplásticos en los cuerpos de agua representa una amenaza para las cadenas alimenticias acuáticas. Al ingresar en la cadena, estos plásticos pueden acumularse a lo largo de los niveles tróficos, desde organismos simples hasta predadores superiores, alterando el equilibrio natural y la salud de los ecosistemas.
Impacto en la reproducción y crecimiento. Investigaciones han demostrado que los microplásticos interfieren en los procesos reproductivos y de crecimiento de varias especies acuáticas. Las sustancias químicas asociadas a estos plásticos pueden actuar como disruptores endocrinos, lo que resulta en tasas reducidas de reproducción y anomalías en el desarrollo.
Reducción de la calidad del agua. Finalmente, la acumulación de microplásticos contribuye a la degradación de la calidad del agua. A medida que los niveles de microplásticos aumentan, la calidad del agua disminuye, afectando no solo a la vida acuática sino también a la potabilidad y la seguridad del agua para el consumo humano.
Algunas estrategias para mitigar la presencia de microplásticos son:
Mejorar el tratamiento de aguas residuales. Se deben actualizar las plantas de tratamiento de aguas residuales para incluir filtros específicos que capturen microplásticos y microfibras, ayudando a reducir la cantidad de partículas que llegan a los ríos y lagos.
Investigación en biorremediación. Algunas investigaciones están explorando cómo ciertas bacterias o algas podrían descomponer los microplásticos en el agua de manera natural.
Aumento de la capacidad de reciclaje. El fomento de una economía circular en la que los plásticos se reciclan y reutilizan puede reducir la necesidad de producir nuevos plásticos y, por lo tanto, limitar la cantidad de microplásticos que ingresan al medio ambiente.
Materiales biodegradables. Se están desarrollando plásticos biodegradables que pueden descomponerse en entornos naturales sin liberar microplásticos. Aunque no son una solución total, pueden reducir el impacto de algunos productos plásticos de un solo uso.
Tecnologías de recolección de plásticos. Se están desarrollando tecnologías innovadoras que filtran microplásticos directamente del agua en fuentes como lagos y ríos. Algunos de los proyectos que se han estado probando son barreras flotantes, redes de filtración instaladas en las desembocaduras de ríos, filtros de membrana, sistemas de flotación por aire disuelto, nanofiltración y ósmosis inversa.
Restauración de ecosistemas fluviales. La restauración de riberas y humedales adyacentes a ríos y lagos puede ayudar a filtrar los microplásticos antes de que ingresen a los cuerpos de agua. La vegetación natural puede atrapar plásticos y reducir el flujo de contaminantes.
Estabilización de sedimentos. Al restaurar los sedimentos naturales en ríos y embalses, se puede evitar que los microplásticos se acumulen en áreas donde tienen un mayor impacto en las especies locales.
Regulación y reducción del uso de plásticos. Implementar regulaciones más estrictas sobre el uso y eliminación de plásticos de un solo uso, especialmente en áreas cercanas a cuerpos de agua dulce, han comenzado a aplicarse en algunos países, como Reino Unido y Canadá, lo que puede ayudar a reducir una fuente importante de contaminación.
Campañas de concientización para educar a la sociedad. La concientización sobre cómo el uso diario de productos de plástico contribuye a la contaminación de microplásticos es clave. Programas educativos que alienten a la reducción de plásticos de un solo uso pueden tener un impacto significativo.
Limpieza comunitaria de ríos y lagos. Las iniciativas de limpieza de cuerpos de agua se han vuelto comunes, y aunque no eliminan los microplásticos más pequeños, pueden evitar que plásticos más grandes se degraden y contribuyan al problema.
Los microplásticos representan una gran amenaza de contaminación de los cuerpos de agua, no solo por su persistencia, sino también por el tipo de materiales que transportan y sus efectos en la cadena alimentaria. Abordar este problema requiere la implementación de regulaciones más estrictas, innovación en el tratamiento de aguas y la educación de la población. Las soluciones que están en desarrollo, tanto tecnológicas como legislativas, muestran el compromiso de la comunidad científica y gubernamental para mitigar este impacto.
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