Todos conocemos la importancia del agua, pues sin este tan preciado recurso la vida en el planeta no podría ser posible, además de que la civilización no se habría podido desarrollar como lo hizo. En la vida cotidiana usamos el agua para casi todas las actividades diarias, pues además de su consumo directo esta se utiliza para la preparación de diversos alimentos, así como para la limpieza del hogar, la higiene personal, o incluso en actividades recreativas como es la natación, sin embargo, desde el comienzo de la emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19 el recurso hídrico cobró aún más importancia.
De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agua es necesaria para poder seguir algunas de las medidas que se tienen que tomar para mantenerse y mantener a los demás a salvo de la COVID-19. Entre estas medidas se encuentran el lavarse las manos constantemente, incluyendo antes y después de ponerse o tocar la mascarilla, este lavado de manos debe tener una duración de entre 20 y 40 segundos. Otra recomendación de la OMS es el limpiar y desinfectar frecuentemente las superficies, particularmente aquellas que se tocan con regularidad, como lo son los grifos, los picaportes o las pantallas de los teléfonos.
A pesar de la importancia del recurso hídrico para todos los seres vivos del planeta, desde hace varios años, nos hemos estado enfrentando a una crisis relacionada su escasez.
Esta escasez se debe a diversos factores, incluyendo la sobreexplotación de los mantos acuíferos, pues el ritmo actual es de 54,000 millones de metros cúbicos por año, además del recubrimiento de zonas con cemento, lo que impide la infiltración y la recuperación de estás fuentes de agua.
Adicionalmente, el mal manejo que se le da al agua contribuye a la crisis, pues por un lado, no se le da tratamiento después de su uso, y por otro lado, en ocasiones una gran cantidad de agua es desperdiciada por parte de los usuarios.
La OMS recomienda una cantidad aproximada a 20 litros al día por habitante para cubrir las necesidades básicas de higiene y alimentos, sin embargo, en México el consumo de agua por persona es de 380 litros al día.
Es por todo esto, que ahora más que nunca es importante ser consientes en el uso y cuidado de este recurso, que es vital para todos. En las condiciones de pandemia, las medidas que se pueden tomar para cuidar el agua van sobre todo alrededor del consumo responsable y pueden abarcar desde pequeños cambios de hábitos hasta algunas inversiones dentro del hogar para hacer más eficiente el consumo. Dentro de estas medidas se encuentran el:
- Minimizar la cantidad de agua desperdiciada, al asegurarse de cerrar la llave al enjabonarse las manos o cepillarse los dientes.
- Cuidar el tiempo de baño, optando por una ducha en lugar de un baño.
- Recolectar el agua que cae mientras se espera a que se caliente el agua de la regadera. Esta agua puede ser utilizada para el baño, para regar las plantas o para la limpieza del hogar disminuyendo la cantidad de agua desperdiciada.
- Si es posible recolectar también el agua de lluvia para utilizarla también para regar las plantas.
- Si se tienen plantas en casa, asegurarse de realizar el riesgo en la mañana o en la tarde, de manera de que la cantidad de agua que se evapora sea la menor posible y así aumentar un poco la cantidad de agua aprovechada por las plantas disminuyendo por lo tanto el agua desperdiciada
- Hacer revisiones continuas en las llaves y grifos del hogar para asegurarse de que no existan fugas.
- Aprovechar al máximo los electrodomésticos, por ejemplo, en el caso de usar lavadora asegurarse de usarla con la carga completa.
- Si se van a realizar cambios en electrodomésticos, optar por aquellos que tengan sistemas de ahorro o disminución de consumo de agua.
- En la medida de los posible optar por tecnologías que ayuden en el cuidado del agua, como las regaderas ahorradoras de agua, o la implementación de aireadores en los grifos de agua, los cuales mezclan el agua con el aire de forma que el agua sale en menor cantidad pero de manera uniforme repartiéndola por una mayor superficie.
Otra forma de cuidar el agua es ser consciente de lo que se tira por el drenaje, pues esto puede hacer que el agua no pueda ser tratada fácilmente, aumentando su costo o disminuyendo su calidad final.
El tratamiento de aguas residuales, es decir, de las aguas que producimos o que ensuciamos en las casas permite disminuir la demanda de agua necesaria, por ejemplo, en lugar de tener que usar cierta cantidad de agua limpia para algún proceso, en ocasiones se puede utilizar agua tratada, lo que permite que el agua limpia pueda ser utilizada para otras aplicaciones, permitiendo que más gente pueda tener acceso a ella.
Entre los compuestos que ensucian el agua del drenaje y dificultan su tratamiento están las grasas, como lo son por ejemplo el aceite de cocina usado.
De hecho, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA), un litro de aceite usado puede llegar a contaminar hasta 40,000 litros de agua potable, además de que una vez frio se puede solidificar y puede obstruir las tuberías y las cañerías de la ciudad, teniendo consecuencias negativas para todos.
La mejor manera para disponer de los residuos de aceite usado es recolectarlo en contenedores, que pueden ser botellas de plástico, para después llevarlos a centros de acopio o lugares equipados para su tratamiento correcto.
Ciertas marcas y tipos de jabones o detergentes pueden también contaminar el agua del drenaje de esta manera, por lo que es importante tratar de elegir marcas que tengan el menor impacto ambiental posible, una recomendación es la utilización de jabones biodegradables, los cuales pueden ser consumidos por la naturaleza, por lo que el agua utilizada para lavar con dichos jabones también puede ser utilizada para regar las plantas.
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