La importancia de proteger los ecosistemas radica principalmente en mantener el equilibrio del ambiente, la naturaleza y del planeta en general. Como bien se sabe, en la naturaleza todo está conectado y cada ser vivo está relacionado con todos los demás, en una cadena circular.
Con la crisis mundial que se desató debido al Coronavirus, nos mostró la estrecha y delicada relación que hay en el mundo, y que cualquier desequilibrio puede ser catastrófico. El consenso científico, decretó que el virus SARS-CoV-2 es una enfermedad zoonótica, lo que quiere decir que saltó de un animal al ser humano. Lo más probable es que se haya originado en un murciélago, posiblemente antes de pasar por otro mamífero.
El número de brotes de enfermedades infecciosas emergentes se ha más que triplicado cada década desde la década de 1980. Más de dos tercios de estas enfermedades se originan en animales y alrededor del 70% de ellas provienen de animales salvajes. Muchas de las enfermedades infecciosas con las que estamos familiarizados (ébola, VIH, gripe porcina y aviar) son zoonóticas.
¿Cuál es la relación entre la destrucción de los ecosistemas y estas enfermedades?
El impacto humano en los ecosistemas naturales, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los habitats han hecho que los eventos de propagación del virus sean mucho más probables y con mayor velocidad, según han dicho científicos de todas partes del mundo.
Al alterar los ecosistemas, hemos creado las condiciones que permiten que los virus en animales se traspasen a las poblaciones humanas.
A medida que las personas se adentran en los territorios de los animales salvajes para talar bosques, criar ganado, cazar y extraer recursos, estamos cada vez más expuestos a los patógenos que normalmente nunca abandonan estos lugares y los cuerpos en los que habitan. Además, los animales salvajes entran en contacto con más frecuencia, con animales de granja que después son utilizados como alimento.
Según el sitio de información Deutsche Welle, en el último siglo, los bosques tropicales, que albergan alrededor de dos tercios de los organismos vivos del mundo, se han reducido a la mitad. Esta profunda pérdida de hábitat tiene efectos en cadena en todo el ecosistema.
Si los animales no tienen un lugar que habitar, es más común que lleguen a los lugares en donde las personas habitan o simplemente, no sobreviven. Esto hace que la cadena alimenticia se perjudique. Generalmente, son los animales más grandes como los mamíferos, quienes tienen más dificultad para sobrevivir. Dejando que animales como ratones e insectos proliferen y estos son los que generalmente conducen un mayor número de patógenos.
Caza ilegal y comercio de animales
Los científicos creen que existe una gran posibilidad de que el virus del coronavirus haya surgido en un mercado húmedo en Wuhan, China. Estos mercados venden todo tipo de alimentos, así como animales vivos, por lo que pueden ser la incubadora perfecta de enfermedades infecciosas.
La caza y el comercio ilegal de estas especies, ha hecho que las condiciones en las que se trafican los animales salvajes sea anti higiénica. Los desechos de estos animales pueden entrar en contacto con otras superficies que después son manipuladas por los seres humanos.
Es importante entender que las comunmente denóminadas, “especies exóticas” no se deben de usar como alimento ni tener como mascotas. Estos animales requieren de cuidados y tratos especiales. Por otro lado, cazar estos animales altera la cadena alimenticia mencionada anteriormente.
¿Qué proveen los ecosistemas a los seres humanos?
La importancia de proteger los ecosistemas no sólo recae en la prevención de las enfermedades infecciosas. Todos los ecosistemas proveen beneficios importantes a los seres humanos.
Los ecosistemas ayudan a regular la temperatura del planeta. Los bosques y las selvas generan la humedad, mientras que los desiertos hacen que el aire se vuelva seco y árido. La desaparición de los bosques y selvas, ha hecho que el calentamiento global aumente.
Los árboles y las plantas también ayudan a que el agua de la lluvia se infiltre en el suelo y llegue hasta los mantos acuíferos, que es de donde extraemos el agua que utilizamos todos los días. Por otro lado, estos absorben el CO2 y purifican el oxígeno que respiramos.
El agua que se filtra en la tierra también es la que ayuda a que los cultivos de nuestros alimentos crezcan. Un suelo lleno de vida ayudará a que estos alimentos crezcan con los nutrientes necesarios y que se pueda crecer una mayor diversidad de alimentos. Si dejamos que el suelo se seque y se produzca su erosión, será imposible que alguna planta pueda crecer en este. Por lo que tendremos que buscar más espacios en donde cultivar nuestros alimentos, empeorando la degradación de estos ecosistemas.
Si has visitado alguna reserva natural, también sabrás que los ecosistemas nos brindan paisajes hermosos y diferentes actividades que se pueden llevar a cabo sin alterarlos.
Como humanidad, tenemos que entender que dependemos enteramente de estos ecosistemas y que si los seguimos alterando, cada vez correremos más riesgo de que nuestra especie no sobreviva.
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