La mala gestión del agua, la sobrexplotación, la falta de cuidado de parte de la industria, gobierno y la sociedad ha propiciado que exista una escasez que ya se comienza a notar incluso en las zonas más urbanizadas.
La falta de agua en México y el mundo no es algo nuevo y desde hace décadas diferentes organizaciones han venido alertando sobre los peligros que supone el quedarse eventualmente sin este valioso recurso.
Desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el agua de 1977 se planteaba a los Estados miembros la urgencia el mejoramiento de servicios e instalaciones, mejora del funcionamiento, así como de la conservación de las instalaciones de agua potable.
Pasando por el Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental de 1981-1990 o la Conferencia Internacional sobre el agua y el medio ambiente de 1992, más recientemente el Acuerdo de París 2015 en la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático.
Todas estas cumbres han sido, por decir lo menos, poco útiles pues el problema no ha hecho sino acrecentarse llegando hasta niveles nunca antes vistos.
México y su relación con el agua
Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México en conjunto con la UNESCO, en México sólo el 58% de la población tiene agua diariamente en su hogar y cuenta con saneamiento básico mejorado.
6 millones de mexicanos no tienen acceso a agua potable y otros 11 millones no tienen ni siquiera saneamiento digno.
Sólo el 50% del agua recolectada mediante alcantarillado se trata de alguna manera, 157 de los 653 acuíferos existentes en México están sobre explotados, cerca del 40% del agua se pierde en fugas de los sistemas municipales de distribución y casi el 71% del territorio presenta cierto grado de estrés hídrico.
Por ello, la falta de agua en México es un problema que tiene una longeva historia y se ha recrudecido en los últimos años. La contaminación del agua afecta a la sociedad y al ambiente.
Especialmente en la Ciudad de México y la Zona Metropolitana del Valle de México la situación es complicada pues presenta un estrés hídrico intenso.
Son más de 20 millones de personas que viven en esta zona y todas necesitan agua, además, la altitud también representa un reto pues son más de 2400 metros sobre el nivel del mar y se debe traer el líquido directamente de los ríos que bajan del altiplano.
Constantemente se realizan cortes al suministro de agua para poderle dar mantenimiento al sistema, sin embargo, esto afecta las actividades diarias de la población.
Una de las principales fuentes de agua de la CDMX y la ZMVM es el Sistema Cutzamala y durante 2023 se anunció que se reduciría el suministro en un 25% afectando a 12 alcaldías y 16 municipios.
La falta de lluvias y las intensas temporadas de calor son factores que complican aún más la situación.
Edgar Ambriz Guzmán, director de la Confederación Nacional de Asociaciones Civiles Mexicanas detalló que, de acuerdo a la ONU, la CDMX se quedaría sin agua de uso libre para el año 2028, además de que se desperdicia casi el 90% del agua de lluvia.
Conocer más sobre las fuentes de agua que llegan a la CDMX y ZMVM es primoridial, ya que es una de las zonas con más concentración de la población.
Contaminación, enemigo silencioso
Por supuesto, la contaminación del agua es una de las principales causas de que esta no pueda ser utilizada o aprovechada.
Por ejemplo, la red de alcantarillado no solamente sirve para trasladar los desechos orgánicos, también puede ser una herramienta para la captación de agua de lluvia y su posterior tratamiento.
Sin embargo, la falta de mantenimiento y adaptación durante décadas de esta enorme red, aunado a una falta de cultura cívica con proliferación de basura en prácticamente cualquier calle hace que esta posibilidad sea bastante remota.
Es una realidad algo incómoda pero los ciudadanos, en parte, también son culpables de la crisis hídrica que se vive en la CDMX y área metropolitana del Valle de México.
Conoce aquí como puedes disminuir tu huella hídrica.
Desde hace años es común que en la zona centro del país se presenten intensas inundaciones durante la temporada de lluvias y es que la basura dejada en las calles irresponsablemente obstruye las alcantarillas ocasionando que el agua no tenga una vía de escape y se estanque.
Xochimilco, en la Ciudad de México, es una de las áreas naturales protegidas más grandes de la capital, cuenta con poco más de 2500 hectáreas, pero un gran número de asentamientos humanos irregulares han afectado gravemente al ecosistema.
Esto afecta la impermeabilización del suelo y evita que el agua de lluvia no pueda llegar a los canales, además, los residuos sólidos, los detergentes y demás elementos utilizados por las personas afectan al medio ambiente.
Posibles soluciones a la escasez de agua
La Ciudad de México y la Zona Metropolitana del Valle de México representan en su conjunto una de las urbes más enormes de todo el mundo, por lo cual las acciones a tomar también deben ser mayúsculas.
Una de las principales alternativas en las que se debe prestar atención es a la captación del agua de lluvia y es que se calcula que en la zona urbana durante la temporada cae aproximadamente 420 millones de metros cúbicos de agua.
Es urgente la creación de un sistema de drenaje separado del sistema de aguas negras que se dedique únicamente a la captación de agua de lluvia.
Las lluvias en la ciudad son intensas, pero de corta duración, esto hace que el drenaje se vea excedido y se generen también inundaciones graves, sin embargo, contar con un sistema alterno que se dedique solamente a captar el agua de lluvia también podría solucionar esta problemática.
Una más intensa regulación y supervisión de la industria ganadera y agricultora que evite las fugas y el desperdicio de agua, así como solicitar que se implementen técnicas de riego más amigables con el medio ambiente.
Mayor conciencia cívica para una correcta separación y procesamiento de los residuos, dejando de contaminar las calles y cuidando la red de alcantarillado en la medida de sus posibilidades.
Sociedad, industria y gobierno deben unir esfuerzos para lograr que el infame “día cero” de la escasez de agua no llegue y, por el contrario, comience una lenta pero continua recuperación de la capacidad hídrica del centro de México.
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