Lamentablemente la crisis del agua no es algo reservado a un país en específico ni tampoco es algo nuevo, esta crisis viene desarrollándose desde hace décadas y por lo tanto, se han elaborado planes para proteger este importante recurso.
La Organización de las Naciones Unidas calcula que el 36% de la población mundial, cerca de 2400 millones de personas viven en regiones con escasez de agua y este número podría aumentar hasta en un 52% para el año 2050.
El consumo promedio de agua al día por persona en la Ciudad de México es de cerca de 366 litros, el consumo residencial es más elevado aún con 567 litros en promedio por habitante al día.
Por supuesto, este consumo no significa que literalmente las personas utilicen 366 litros de agua potable al día, sino que es una suma de sus hábitos de consumo de productos (que necesitan cierta cantidad de agua para su producción), incluido también el agua que se usa para el aseo personal y de las áreas habitacionales.
A esto también se le conoce como “huella hídrica”, es el consumo que cada persona realiza al día de agua potable. Si tienes curiosidad por conocer cuál es tu huella hídrica, puedes hacer un sencillo test aquí.
Problemas comunes en la pérdida de agua
Por supuesto, el consumo de agua por persona es excesivo, pero a esto se añaden otros problemas que propician un desperdicio de agua mayor, uno de los más visibles son las fugas.
Cerca de 45 millones de metros cúbicos se desperdician en el mundo gracias a las fugas de agua que se desarrollan, principalmente, en países en desarrollo.
Y aunque no lo creas, en tu hogar podrías estar desperdiciando cientos de litros de agua, por lo que resulta fundamental tomar acciones para cuidar el agua desde casa.
Otra de las grandes fallas ha sido una nula planificación en la construcción de las zonas urbanas, principalmente.
Para evitar estos problemas la planificación se debe considerar el problema actual del agua para promover la reducción en el consumo, la reutilización, la captación, básicamente convertir los centros de vivienda en un hogar autosuficiente en el tema del agua.
También la reutilización de agua es una alternativa viable, las aguas grises pueden utilizarse para el cuidado de las plantas o para los tanques de los inodoros, pero se deben adaptar herramientas que sean útiles para este fin.
La crisis del agua no solamente se traduce en una falta de este líquido para las actividades del día a día, sino que también tiene repercusiones económicas y alimentarias a nivel mundial.
La falta de agua para la producción de cultivos repercute negativamente y aumenta la desigualdad mundial. Hay que recordar que casi tres cuartas partes del agua dulce que se extrae se utiliza para la agricultura.
Por ello urge renovar los sistemas de producción agroalimentaria para disminuir el consumo de agua con nuevas tecnologías de riego, por ejemplo.
Soluciones del futuro: Las ciudades esponja
Este es un concepto relativamente nuevo en donde se gestiona la infraestructura urbana verde, la vegetación, techos verdes y humedales se conjugan para mejorar la captación de agua evitando un problema grave de las ciudades: las inundaciones.
Normalmente el agua de lluvia se desperdicia fugándose por el sistema de cloacas, yendo directamente a parar a las aguas negras.
Las ciudades esponja aprovechan cada espacio público disponible para implementar soluciones como: pavimentos permeables, restauración de humedales y ríos urbanos, techos verdes, etc. de esta manera pueden recargar cisternas en las unidades residenciales o también los mantos acuíferos y pozos de la misma ciudad.
Esta es una solución que podría generar una cuantiosa reserva de agua considerando que el cambio climático ahora causa, además de sequías prolongadas, lluvias torrenciales que se han convertido en un problema, especialmente para las grandes urbes.
Desde el año 2000 han aumentado en un 134% las inundaciones en el mundo, la mayoría de ellas en el continente asiático.
Esto es así gracias al aumento de las temperaturas a nivel mundial que elevan el calor en la atmósfera, generando lluvias y tormentas cada vez más destructivas.
Imagina un globo aerostático, el principio que utilizan es simple, pero al mismo tiempo complejo pues calientan el aire dentro del globo, esta variación de temperaturas hace que se eleve y mientras más calor agreguen este puede subir o bajar más rápidamente.
Durante las grandes tormentas sucede algo similar, la velocidad del fenómeno natural puede aumentar si pasa por una zona de altas temperaturas.
Este efecto y su destructivo poder ya lo hemos visto de primera mano recientemente con el Huracán Otis que tocó tierra en las costas del Estado de Guerrero, en México y que pasó en menos de 12 horas de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5 (la más alta en la escala).
Así, estos problemas podrían ser utilizados también como una posible solución si se implementan las políticas públicas necesarias para crear infraestructura que aproveche toda esa enorme cantidad de agua que cae durante las lluvias y tormentas y que lamentablemente en su mayoría se ve desperdiciada.
Qué se está haciendo actualmente
Gobiernos y empresas, así como organizaciones civiles unen esfuerzos en muchas partes del mundo para incentivar el ahorro y generar conciencia en las personas en el tema del ahorro del agua.
Por supuesto, el tema de la contaminación también afecta en gran medida pues fuentes de agua potable se ven amenazadas por el descuido de personas y empresas que descargan sus desechos en zonas no permitidas.
Puedes saber mas sobre la contaminación del agua y cómo evitarla.
El Acuerdo de París es uno de los más importantes en cuanto al cuidado del medio ambiente se refiere, 193 países y la Unión Europea se han unido a este esfuerzo, pero aún falta mucho por hacer.
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